Lejos de decepcionarme, el último Pesadilla en la cocina de la temporada me ha sorprendido. Es cierto que esta vez han sobrado algunos anuncios pero ver cómo los dos cocineros del Sagar le toman el pelo a Chicote lo ha compensado.

Imagen cedida por la web de Pesadilla en la cocina

Programa tras programa Alberto Chicote se enfrenta a unas cocinas mugrientas, a unos propietarios ineptos y a unos empleados poco profesionales. Pesadilla en la cocina 8 no ha sido diferente.

Imagen cedida por la web de Pesadilla en la cocina

Tras los primeros minutos de Pesadilla en la cocina 7 el programa parecía que prometía. Hemos visto a un Chicote al límite de su paciencia, a una cocinera a la que no le gusta que le digan cómo hacer su trabajo y a unos propietarios que bien podrían ser parte de la decoración del local. Pero como en casi todos los programas el desenlace feliz no se ha hecho esperar y me he quedado un poco decepcionada.

Hoy voy a empezar a hablar de Pesadilla en la cocina 6 por lo que más me ha emocionado: que el programa haya estado dedicado a la memoria de Fernando, fundador del restaurante Domine Cabra. El cáncer ha podido más que él. Deseo que se haya ido con la sensación de que lo ha hecho todo por ayudar a sus dos hijos. Seguramente fue Fernando quién acudió a Chicote para que le echara una mano con sus dos inconscientes...

Pesadilla en la Cocina 5 ha contado hoy con unos protagonistas que poco pintan en una cocina: mierda, mugre, repugnancia y falta de higiene. Hemos visto también a un propietario que porque viste con traje se cree empresario, unos camareros a los que no se les entiende hablar y una cocinera a la que le gusta rezar, seguramente para que nadie se intoxique con la mierda que prepara… 

Pesadilla en la cocina ha contado en el programa de hoy con todos los ingredientes necesarios para convertirse en el más divertido de todos los emitidos hasta ahora: una camarera borracha atendiendo a los clientes, un cocinero que en realidad es escritor, un ratón muerto en el lavavajillas y un cliente muy especial, Mikel López Iturriaga!

Imagen cedida por la web de Pesadilla en la cocina

Hoy a Alberto Chicote le ha tocado pasar revista al restaurante mexicano “El último Agave”, situado en la calle Aragón de Barcelona. En la página web del restaurante los socios se describen como un grupo de amigos que se encuentran por casualidad. Cansados de esperar a volver a nuestro país por unos buenos taquitos decidimos abrir un auténtico mexicano… Ellos son Roberto, Sergio y Cristina y de amigos tienen lo que yo de mexicana. Empieza el espectáculo. A los típicos problemas con los que Chicote se ha encontrado en los otros restaurantes – cocinas asquerosas, alimentos en mal estado, desorganización…- ahora hay que sumarle una verdadera pesadilla: Cristina, una pija orgullosa que presume de haber estudiado en un colegio de pago. Pero a mi la chica me ha caído bien. Me hace gracia que llame nene a Chicote y cuqui a los clientes y me sabe fatal que ella ponga todo su empeño en insultar a la cara a todos su compañeros y ellos como mucho la llamen egoísta.

Pero al final Chicote puede con todo y consigue una vez más que La Última cena sea todo un éxito, con Mikel López Iturriaga incluido. Eso si que ha sido una sorpresa!

Pesadilla en la cocina ha tenido hoy un nombre propio: Yolanda, una camarera alegre y despreocupada que anunciaba la llegada de Chicote a lo Penélope Cruz con aquello de “Peeeeedro”. Pero la chica no ha sido la única guinda del pastel. La familia del restaurante de Vallecas ” El gusto es nuestro” es muy variopinta. Sus dueños, Lolo y Alicia, parecen los jefes de una secta de la felicidad. Allí los problemas se solucionan con besos y abrazos. No hay ningún tipo de autoridad y como dice Yolanda “Aquí todo el mundo hace lo que le sale del higo“. Pero hay unos cuantos más: un cocinero que se estresa y se pone a llorar si le piden muchas comandas a la vez, otra cocinera a la que todo le va bien, un cocinero al que no veo cocinar…y por fin alguien que pone un poco de orden: Marga, la encargada. ¿No son demasiados?

Imagen cedida por la web de Pesadilla en la cocina

El segundo programa de Pesadilla en la cocina me ha parecido un poco más de lo mismo que el anterior, se ha seguido la misma estructura  y me quedo con la sensación de que todo se ha resuelto muy rápido. Me ha faltado más psicología por parte de Chicote y me ha sobrado mucho sentimiento familiar al final del programa.

Imagen cedida por la web de Pesadilla en la cocina