PESADILLA EN LA COCINA 8 | 13 DE DICIEMBRE
Programa tras programa Alberto Chicote se enfrenta a unas cocinas mugrientas, a unos propietarios ineptos y a unos empleados poco profesionales. Pesadilla en la cocina 8 no ha sido diferente.
Chicote se ha desplazado hasta la ciudad de Ronda, en Málaga, para intentar ayudar a una familia china que regenta un restaurante japonés con acento andaluz en crisis. Y esta ha sido la única diferencia respecto a otros programas porque por lo demás ha sido prácticamente igual, quizás un poco más divertido.
En cuanto al tema de la decoración, a mi personalmente no me ha gustado mucho. La fusión española-japonesa a fuerza de toros colgados en la pared, castañuelas, abanicos…no me convence, aunque el restaurante esté en Ronda. Los sombreros y los delantales a lunares me ha dejado sin palabras.
Echo la vista atrás y veo que todas mis entradas sobre Pesadilla en la cocina coinciden en que todos los programas son muy parecidos. Eso hace que me pregunte por qué tiene tanto éxito, qué es lo que hace que casi dos millones y medio de espectadores sintonicen La Sexta la noche de los jueves para ver cómo Alberto Chicote arremete contra diestro y siniestro para después terminar siendo amigos. Y he llegado a la conclusión de que todos permanecemos frente al televisor a la espera de la más mínima prueba que nos demuestre que el programa es un montaje, una farsa o por lo menos que no todo es tal y como nos lo muestran. Hasta ahora yo no he visto ningún fallo, así que, hasta entonces:”¡Tú muy molas Chicote!”
Tags: Osaka, pesadilla en la cocina, To-toro
Trackback from your site.
Comments (1)
La gente lo ve porque a la gran mayoria les gusta ver como despitrica. A parte chicote no descubrio america es el mismo formato q el de gordon ramsey. La telerrealudad funciona