Leche: Eres el amor de mi vida
En nuestro último artículo veíamos algunas generalidades sobre la leche y encontrábamos algunos argumentos a favor y en contra de su ingesta habitual.
Hoy vamos a recoger algunos estudios científicos relevantes cuyos resultados abogan por su consumo y lo relacionan con elementos favorables para la salud.
Empezamos por dos análisis observacionales que nos llevan a conclusiones algo sorprendentes; especialmente si tenemos en cuenta las ideas que solemos barajar al respecto.
En esta revisión sistemática de estudios de observación, realizada por el Fred Hutchinson Cancer Research Center se concluyó que la evidencia científica no sostiene la idea de que tomar leche desnatada reduce el riesgo de obesidad o enfermedad cardiovascular. Más aún, según parece, tomar leche entera genera resultados favorables en esos sentidos.
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/22810464
A conclusiones similares llegaron Hunt y Park, quienes no encontraron asociación entre el consumo de lácteos grasos y aumento del riesgo cardiovascular, ni accidente cerebrovascular . Además, concluyen que el consumo de altas cantidades de grasa saturada proveniente de mantequilla y leche entera aumenta tanto el colesterol LDL (“malo”) como el HDL (“bueno”) y, por tanto, su ratio no cambia.
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/22585901
Otra importante revisión de estudios se llevó a cabo en el Food Secutiry Research Center de la Isfahan University of Medical Sciences, en Iran.
¿Los resultados? El consumo de lácteos –sin distinguir entre enteros y desnatados- no tiene ninguna relación con la obesidad, más aún, con la pérdida de peso y la reducción del contorno de la cintura.
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/22249225
Si hablamos de una enfermedad grave como el cáncer, muchos estudios se han realizado para comprobar cuál es su relación con el consumo de leche y/o lácteos.
En el siguiente, realizado en Suzhou, China, se encontró una relación inversa entre consumo de leche y cáncer de mama
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/21442197
Respecto al cáncer de colon, otros dos meta-análisis muestran que un alto consumo de leche disminuye el riesgo de padecerlo.
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/15240785
http://annonc.oxfordjournals.org/content/23/1/37.long
Y en esta revisión de 45 estudios observacionales realizada por la University of South Carolina se encontró que no había correlación entre el consumo de lácteos y el cáncer de próstata
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/18584476
De la misma manera, una revisión realizada por el departamento de urología del Nanfang Hospital (China) concluye que no hay evidencia de la relación entre consumo de leche y cáncer de próstata
Si entramos en términos de diabetes, varios estudios relevantes han sido publicados al respecto. En ellos se encuentra que, o bien no existe relación entre consumo de lácteos –incluso los más grasos- y diabetes, o bien ésta es una relación inversa (más lácteos-menos diabetes)
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/19571167
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/20397059
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/22810464
También podemos encontrar otro estudio con resultados que se salen de lo (socialmente) esperado:
En la Monash University, Australia, se realizó un meta-análisis que deja a las claras que el consumo de leche desnatada se asocia a una menor tensión arterial, y que el consumo de leche entera no tiene ninguna incidencia negativa en ese sentido.
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/21307883
Como siempre, no están todos los que son, pero aquí tenemos una buena muestra para, en principio, calmar el alarmismo generado en los últimos años acerca del consumo de leche y lácteos.
Pero, ¿es oro todo lo que reluce? ¿Existe también el otro reverso de la moneda? Lo comprobaremos en el siguiente artículo.
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